Las fotos del interior de la cueva.

on 10 octubre, 2014
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Las fotos del interior de la cueva

Las fotos de la cueva me sorprenden al revisarlas en el ordenador.

Aparte de descartar las que no sirven, que siempre me va bien para revisar errores, o como mejorar enfoques, o corregir la luz y la distancia ( o las quemo o no llega el flash, uiixx!!!), cuando encuentro el punto de equilibrio las imágenes que consigo me asombran a menudo.

Sé muy bien lo que miraba, lo que retrataba en ese momento, pero una vez observado a través de la imagen re-descubro otras formas, otras impresiones visuales, una energía diferente. Focalizo de otra manera. Y descubro detalles.

Vuelvo a ver los recodos de agua y sus ondulaciones, las vibraciones que produce una sencilla gota de agua en el remanso aquietado, creando formas armoniosas, que solo el objetivo de la cámara pueden retener.

O una gota de agua captada ingrávida en el instante de caer, suspendida en el aire justo antes de integrarse en la corriente que fluye mansamente. O esa gota que salpica en la piedra y que día a día ira cubriendo de una fina capa blanquecina.

Esa piedra tosca como un exabrupto, la naturaleza en estado puro. La rudeza de la piedra antes de ser envuelta por el misterio del agua que se descompone para lavar primero y envolver más tarde con una satinada capa protectora.

Las exóticas paredes de la cueva nos introducen en el interior de Pachamama y que recuerdan un gran intestino presto para engullirnos, y que en cambio nos muestra con sencillez como dentro de la cueva se integra todo lo que hay, todo lo que es.

La calcificación del agua  creando sutiles formas, adaptada a los más dispares contornos para embellecerlos y sublimarlos, creando mágicas sensaciones
El mágico brotar del agua en un manantial, trasparente y cristalina, entre las piedras que la acogen, y que nace en la oscuridad para salir a la luz del día a enriquecer la vida allí por donde pasa .

En el umbral de la cueva puede aparecer la incerteza de lo que aguarda dentro, al igual que la persona que se adentra en su propia oscuridad.

Puede que no todo sea maravilloso, pero sino entro y con una pequeña luz no lo observo con detenimiento, puedo perderme los contrastes y la sutileza de lo que allí aguarda. Aquella piedra que parece tosca y abrupta pero que le da consistencia necesaria a la cueva para que no se derrumbe, y de paso sostenga los rincones de una belleza que tampoco imaginamos porque no habíamos observado lo que allí se creaba en el oscuro silencio.

La cámara testigo silencioso de todo esto solo refleja lo que allá sucede.
La cámara observa y transmite sensaciones, sentimientos quizás; y la naturaleza y su energía nos ofrece impresiones a través de lo que nos muestra en cada momento sí estamos atentos a su magia, a sus misterios.

Estas eran solamente unas cuantas impresiones de un corto paseo a una cueva.

Busca en estas imágenes aquello que te resuena internamente, déjate sorprender. Y sí descubres nuevos sentimientos o visiones que te conecten con estas imágenes, sí te apetece, no dudes en compartirlo. Serás Bienvenid@.

Mientras, te saludo atentamente

Joan

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